Acceder a un empleo por referencias es una oportunidad
profesional para un trabajador siempre y cuando deje clara su independencia
para desempeñar el puesto.
Los padrinos laborales han existido siempre y, que se
convierta en una lacra, depende del ‘recomendado’, “se le ha de reconocer por
sus valiosas contribuciones, no por cómo ha llegado”.
Por méritos propios
Las buenas referencias son el acceso a un empleo que de otra
manera sería difícil conseguir. Es un medio de reclutamiento que sirve de
primer filtro para la selección y, además demuestra un orgullo de pertenencia
que las empresas bonifican si el recomendado finalmente es contratado.
Sin embargo, este acceso no está exento de dificultades.
El primer día de trabajo en cualquier empresa es la
prueba de fuego, y más en el caso de ser apadrinado. El empleado deber
realizar un diagnóstico diferencial y poner en valor su conocimiento y
experiencia, es decir, lo que él aporta a la organización, a su jefe directo y
al resto del equipo con el que trabaja.
Esta actitud será clave para crear
masa crítica y estados de opinión favorables a su desempeño profesional y
personal, más allá de cómo accedió a su actual posición. El padrino debe desaparecer de la
ecuación en cuanto su recomendado entra en la empresa, de lo contrario
dificultará un buena integración y la opción de ser señalado por los demás por
lo que es y aporta y no por ser "el recomendado de".
Crear relaciones
fuertes
Uno de los peligros a los que se expone el que ha accedido a
un trabajo apadrinado es que la buena o mala fama de su mentor le arrastre.
Por eso, para evitar que el profesional caiga en
desgracia es recomendable que no le relacionen con personas específicas. Ha de
gestionar su carrera dentro y fuera de su equipo directo.
Fuente: Diario Gestión
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